El BMW M5 E39, lanzado en 1999, ha sido venerado como un ícono entre los sedanes deportivos. Aunque en ese entonces yo apenas me concentraba en mis cartas de Pokémon, ahora, en 2024, finalmente comprendo el culto que rodea a este modelo.
- Potencia: Con 400 CV, podría parecer limitado comparado con los hatchbacks actuales de Audi y Mercedes.
- Tecnología de esos días: Manual, sin amortiguadores adaptativos ni Apple CarPlay. Incluso, ofrece una ranura para un pequeño teléfono plegable.
Innovación Primitiva: El E39 presenta un soporte inteligente para no perder la llave, situado en la columna de dirección. Girar la llave en él, enciende el V8 inmediatamente.
El V8 es el primero de su tipo en la serie M, llevándote a las 7,500 rpm con un rugido amenazante. Aunque pesado, el E39 demuestra que una configuración bien afinada supera las opciones actuales y complicadas.
¿Por qué no se hace así ahora? Quizás es la inseguridad de BMW o la obsesión del consumidor por símbolos de estatus extremos lo que ha alejado a los fabricantes de crear algo tan discreto y bien diseñado como el E39.
Conclusión Personal: No encontré mucho que relacione un auto M moderno con el E39; quizás a excepción de una dirección ligeramente desconectada. Aunque no pretendo ignorar los avances actuales, el E39 sigue siendo el mejor super sedán que he conducido. Esperemos que algo desafíe esa afirmación algún día.
El BMW M5 E39 ha dejado una huella imborrable en la historia de los sedanes deportivos por su elegancia discreta y excelente ingeniería. En una era donde la complejidad parece reinar, recordar el E39 nos enseña que a veces, menos es más.