La historia del traslado de Lewis Hamilton a Ferrari sigue acaparando titulares. Todo comenzó con una foto en Maranello: un F40, una chaqueta elegante y siete ventanas que simbolizan sus siete títulos mundiales.
Por primera vez, se le vio con el emblemático uniforme rojo y, más tarde, apareció en Fiorano. Ahora, la atención se centra en sus pruebas en el Circuit de Barcelona-Catalunya con el icónico casco amarillo.
Hamilton nunca ha sido entusiasta de las pruebas de F1, sesiones normalmente caracterizadas por ser monótonas y planificadas, y que se desarrollan a velocidades inferiores a las de clasificación o competición. Sin embargo, este año es diferente: un auto nuevo, con motor, volante y configuraciones distintas, exige atención y adaptación antes del comienzo de la temporada en marzo.
Lewis comparte las pruebas del SF-23 con su nuevo compañero, Charles Leclerc, buscando la mayor cantidad de tiempo posible en pista. En su segundo día, aparentemente sufrió un accidente. ¡Vaya sorpresa!
Si lo vemos más adelante inmerso en largas sesiones de simulador, sabremos cuán ansioso está por conquistar ese octavo título mundial.
Resumen: Lewis Hamilton está en el centro de las miradas tras su cambio a Ferrari, destacándose en una serie de pruebas críticas con el nuevo SF-23. A pesar de su conocido desinterés por estas sesiones, la necesidad de familiarizarse con el vehículo le impulsa a acumular millas, incluso tras un pequeño percance en pista. Su determinación por lograr un octavo campeonato sigue siendo evidente.