El Brera, lanzado en 2005, era más accesible que la mayoría de los coches de ensueño. Con un precio inicial de alrededor de £25,000, ofrecía una apariencia más exótica de lo que sugería su costo.
Sin embargo, bajo su hermoso exterior, el Brera no cumplía con las expectativas dinámicas. Desarrollado junto al Alfa 159, su manejo no lograba estar a la altura de sus líneas elegantes. En pruebas, su tendencia al subviraje fue notable, lo que permitió que rivales como el Audi TT y el Mazda RX-8 lo superaran fácilmente.
Prodrive elevó al Brera a otro nivel. Con la incorporación de muelles Eibach, amortiguadores Bilstein y una reducción de peso gracias a llantas de 19 pulgadas, nació la Brera S. Este modelo, limitado a 500 unidades, combinó el estilo italiano con los ajustes británicos.
Con expectativas moderadas, conducir el Brera 2.2 normal resultó ser una experiencia gratificante. Su dirección pesada y la falta de tecnología moderna lo hacen más envolvente que muchos autos actuales. A pesar de su lenta respuesta y de no ser especialmente rápido, ofrece un disfrute puro al volante.
A medida que avanzaba, noté que el embrague estaba algo esponjoso y comenzó a oler raro. Intenté cerrar las ventanas, pero los motores fallaban. Este es el viaje del dueño de un Alfa: gozo intercalado con caos y preocupación.
Un breve descanso me hizo reflexionar. ¿Fue el Brera un héroe que valía la pena conocer? Si bien no logró conmoverme, siempre he apreciado su estética deslumbrante. Pero al final, el Brera realmente brilla desde el afiche en la pared de una habitación, más que en la entrada de un hogar.
Resumen: El Alfa Romeo Brera es una obra maestra de diseño que encantó a primera vista, aunque su rendimiento no estuvo a la altura de su apariencia. A pesar de sus problemas mecánicos, sigue siendo un clásico ideal para admirar desde lejos.
