Cuando una empresa estadounidense monta un vehículo en otro país, las piezas pueden cruzar fronteras repetidamente. Un ejemplo común: el aluminio importado para piezas que luego se ensamblan en otro país y regresan a EE.UU. solo pagará el 25% sobre el componente ensamblado, no sobre el aluminio importado.
Los vehículos con un 85% de contenido bajo el Tratado entre EE.UU., México y Canadá (T-MEC) ya están exentos de tarifas.
La nueva disposición también introduce créditos para automotrices que usen piezas importadas en ensamblajes nacionales. A partir del 3 de mayo, los fabricantes podrán descontar hasta un 3.75% del precio de venta recomendado (MSRP) en aranceles por piezas importadas. Este crédito disminuirá al 2.5% después de un año y desaparecerá el siguiente, para incentivar el regreso de la fabricación de piezas al país.
A pesar de estas medidas, los aranceles seguirán teniendo su efecto. Por ejemplo, un Ford Explorer ensamblado en Chicago podría recibir un alivio de solo $900 sobre $2,500-$4,000 en aranceles. De manera similar, un pickup de GM construido en Texas vería una reducción de $2,000 en aranceles de $10,000.
Además, los precios de las piezas de repuesto incrementarán, elevando los costos de reparación y seguros. Esto significa que tanto quienes compren autos nuevos como aquellos que mantengan sus vehículos actuales sentirán las consecuencias.
Aunque las recientes medidas suavizan el impacto de los aranceles automotrices, los precios seguirán siendo afectados. La eliminación de la acumulación de tarifas y los créditos temporales ofrecen un respiro, pero el aumento en los costos de reparación y seguro afectará a todos los conductores estadounidenses.