Andrea Debbane, jefa de sostenibilidad de Jaguar Land Rover, enfatiza la importancia de diseñar pensando en el fin de la vida útil del vehículo. Más allá de las emisiones del tubo de escape, el enfoque está en las emisiones de Alcance 3, aquellas generadas a lo largo de toda la cadena de suministro.
Tanto las nuevas empresas automotrices como las firmas establecidas están tomando en serio este concepto. Daniel Davey, de Longbow Motors, aboga por diseñar vehículos con el objetivo de que permanezcan en la carretera durante un siglo.
La estrategia actual, basada en lanzar modelos nuevos para reemplazar a los viejos, está siendo cuestionada. Longbow construye coches eléctricos rápidos utilizando aluminio reciclado, logrando así reducir las emisiones de CO2 hasta un 75%.
El próximo paso es diseñar autos modulares, mantenibles y eternamente reciclables. Según Debbane, esto requiere una colaboración estrecha con toda la cadena de suministro, algo desafiante en una industria basada en la confidencialidad y la competencia.
Debbane insiste en la necesidad de abordar el proceso desde el origen, es decir, la obtención de materiales y la minería. Esta visión a largo plazo no es solo teoría: JLR ha invertido en proyectos innovadores como la extracción de níquel de plantas. La industria que produjo el Land Rover Defender podría estar creando, en el futuro, verdaderas reliquias automotrices.
Resumen: Este artículo explora el potencial de fabricar autos diseñados para durar 100 años mediante el uso de materiales sostenibles y un enfoque colaborativo en la cadena de suministro. Longbow Motors y Jaguar Land Rover están liderando el camino al integrar prácticas responsables que buscan redefinir el futuro del automóvil.
